Momento holístico en la
vertinente de Gestión
“El movimiento se demuestra
andando” (Diógenes de Sinope, también llamado Diógenes
el Cínico, fue un filósofo griego perteneciente a la
escuela cínica. Nació en (Sinope, 412 a.C. – Corinto, 323 a.C.). No legó a la
posteridad ningún escrito; la fuente más completa de la que se dispone acerca
de su vida es la extensa sección que Diógenes Laercio le dedicó
en su “Vidas, opiniones y
sentencias de los filósofos más ilustres.”
(Wikiquote.org))
¿Por qué recurrimos a esta cita? Es claro que
no basta el profundo conocimiento que se supone el asesor posee de un tema, del
curso y de sus contenidos, que conozca también de las características etarias,
de las inteligencias múltiples, de los estilos de aprendizaje, de las
competencias a desarrollar, de la metodología aplicable, de los fines y métodos
a perseguir… si todo esto no lo ponemos en práctica, los fines no serán
alcanzados. Si suponemos al grupo motivado e instruido en los alcances de una
materia, en los instrumentos y herramientas de trabajo, para acercarnos al éxito
de la enseñanza, vuelve a ser vigente el principio de la horizontalidad y su aplicación
con los estudiantes a nuestro cargo. Tenemos
que considerar que el sistema, enseñante/aprendientes no funciona si no es que
ambas partes estén trabajando en forma sincronizada. Como las ruedas dentadas de un mecanismo de relojería, donde
el “escape” no mueve la manecilla del reloj, sino que indica el grado del
aprendizaje efectivo logrado. El docente es responsable del movimiento de esta
maquinaria; si se detiene, el reloj se para… De ahí la importancia clave del
asesor en la constante comunicación con el estudiante. De ahí la importancia
capital de la retroalimentación oportuna, sobre todo en el caso de la Educación
Abierta y a Distancia. En ningún momento nuestro estudiante debería sentirse
solo, por lo contrario, la presencia de su asesor, en todo tiempo, le
transmitirá confianza y la motivación necesaria para cumplir con su parte en el
aprendizaje. Pensamos que tal vez no es una tarea fácil, pero recordemos que “Si
las cosas que valen la pena fueran fáciles, cualquiera las haría” (Antony
Queen, El Pecado Original)
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